miércoles, 24 de junio de 2015

Este beso

Dame un beso más,
ámame, espera.
Cuéntame tu historia.
¿Te irás anónimo?
¿Sin que te conozca?
Quiero que vuelvas a 
besar, a amar
a otras personas,
pero recordándome.
Acordándote de 
mis cuentas, mis besos,
mis historias y
dramas amargos.
Mi dulce amor debe
quedarse contigo.
Y tú conmigo en lo 
que dura este beso,
esta historia.

sábado, 20 de junio de 2015

Al son de tu risa

Me vale con una sonrisa, no me hacen falta
carcajadas ruidosas ni besos muy sonoros.
Una mirada velada, casi encubierta por
tupidas pestañas. Me vale una de ellas.

Me gustaría coger una sin que te enteres,
tenerla en mi pulgar y después soplarla lejos,
llena de deseos, llena de promesas y amor.
Sé que sería cómplice, volaría cálida.

Sé que surtirá efecto, se alzarán
tus comisuras, tu boca convertida en arco,
en lira, en beldad sin mesura, irreal.

El silencio será melodía calmada y 
tensa. Lo oiré y lo besaré con gusto.
Tocaré tus cuerdas. Te amaré al son de tu risa.

viernes, 19 de junio de 2015

Vuelvo

Vuelo, vuelo, vuelo...
me elevo con estas
palabras aladas,
me llena ese verdor
de la hierba fresca,
el olor dulce de 
la miel en los labios
que llega en forma de 
canto celestial: tú
tocándome a mí y
yo tocado y hundido.
Caigo, caigo, caigo...
y vuelvo de nuevo.

domingo, 10 de mayo de 2015

Volver a verte

Ahora por fin comprendo que nunca más volveré a verte, que nunca más volverás a leer lo que escribo para ti, pensando en ti. Estoy poseída por ti, y, sin embargo, tú estás tan lejos…

Ya no soy nada, porque lo que era se ha ido. Te has llevado toda mi vida, y solo me quedan folios blancos y palabras negras. Despertar, comprender, y escribir sin fin alguno, sin sentido, con lágrimas que no caen de los ojos, sino que surgen del mismo papel, y convierten todo en gris.

Gris como el cielo de la tarde en que te fuiste. Mientras te alejabas el aire se inundó de olor a lluvia. Se acercaba la tormenta, las nubes ya se alzaban sobre mi cabeza y el aire estaba cargado con ese olor que precede a la tempestad. Calma, electricidad estática y ese olor que desde entonces asocio a ti, a tu espalda, a tu figura alejándose en el horizonte. Cuando desapareciste a lo lejos calló la primera gota. Esperé horas bajo la lluvia esperando a que volvieras.

Por la mañana te había escrito un poema bañada por los rayos del sol, lo llevaba en el bolsillo de la chaqueta, te lo iba a leer cuando me dijiste que te ibas, y yo me quedé esperando porque debía leerte aquel poema, cuyo único fin era serte leído. Cuando amainó la lluvia las palabras del poema ya no estaban.

La tinta se fundió con el papel y con el cielo. El poema se había ido contigo. Nunca más podré volver a escribir poemas, porque he comprendido que nunca más volveré a verte.