He decidido hacer una cosa, quizá no te guste, pero
no estaba pensando en ti cuando mi cabeza maquinaba. Sólo importa ya el bien
común, los niños que mueren de hambre, las madres que mueren de dolor, los
dioses despreocupados y los mortales medicados, seres desesperados sin moderación.
Empecé entonces a pensar, con esta nube tóxica sobre
mi cabeza, granada de humo que no deja ver nada a mis neuronas, ni a mi
corazón, ni a mis ojos… Nada. Una oscuridad tan absoluta, tan devastadora. Se derrumbó todo, ni un ladrillo en pie, adiós a los rascacielos que llegaban
hasta las húmedas nubes. Ahora tendremos que conformarnos con el
infierno, caliente, caluroso, cálido, confortable.
Y ya no habrá más hielo blanco, ha sido derretido
por el fuego, las cenizas inmóviles en el suelo, el aire desaparecido. Y no hay
tormentas, ni lluvias, ni agua que combata este desierto plagado de horrores, este
Edén de los pecados que yo he preferido antes que el cielo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario