domingo, 13 de enero de 2013

Hombre

Hombre, creo que era un hombre. Pero no se, quizás... La sombra negra acoplada rígida a la pared, reptando de ladrillo en ladrillo hasta llegar a una esquina y doblarse como el lápiz en el vaso de agua...
Diría que era una sombra de hombre. ¿Y quién sabe? ¡Vaya usted a saber! En fin ... ¿Por qué le estoy dando tantas vueltas a una cosa tan insignificante? La sombra era negra, gris oscuro en algunas partes, y me miraba con unos ojos invisibles que penetraron mi cuerpo como rayos de sol, dejando un leve rastro caliente que, sin llegar a ser molesto, hacía que me cosquilleara la piel. Supuse que era la mirada de un hombre, la sombra de un hombre.

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