viernes, 6 de abril de 2012

Bendito dolor

El olor al levantarme esta mañana era denso y pegajoso. Si abría la ventana entraba el frío, que huele azul, pero quiero embriagarme de sexo.
El olor me recuerda los besos, la lengua, los labios, los dientes, su piel. Delicioso cuerpo moreno, negro el placer y las sábanas blancas, transparentes, arrugadas, manchadas.
Huelo la humedad, y me encojo, me estremezco, dolor... En realidad todo era dolor. Los deseos tan sólo para las pestañas, caídas, pecadoras que nunca cumplen nada, no están dispuestas a sacarte de ella, de la realidad.
Aún así, bendito dolor.

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